El pueblo de Dios siempre fue perseguido e injusticiado, sin embargo, no importa la persecución, en cuanto estuviéramos con Dios tendremos la protección de Él. Dios dijo a su pueblo que lo defendería de sus enemigos. De esa misma forma, Él continúa actuando hoy en defensa de los injusticiados. Dios es Justo y sabe de todas las injusticias, ellas llegan automáticamente ante sus ojos. Eso quedó probado en el inicio del mundo, cuando Caín mató a su hermano Abel, inmediatamente la sangre de Abel comenzó a clamar a Dios por Justicia. Existen muchas formas de injusticia.
Cuando alguien mata, calumnia, miente, maltrata, traiciona, desobedece a los padres, se droga, se tatúa o se prostituye, está cometiendo injusticia. También cuando los padres se separan y hacen a sus hijos sufrir o cuando los hijos no cuidan de sus padres que ya están viejitos y trabajaron mucho para criarlos, cometen injusticia a los ojos de Dios. Estos son apenas algunos ejemplos, pero existen muchos otros. Dios es justo y, por eso, apenas siendo justos podremos permanecer con Él. Pero ¿cómo conseguir esto? Si aceptamos el sacrificio de Jesús, Él nos perdona y nos limpia de todos los frutos de la carne, tornándonos justos.
Si sufrimos alguna injusticia, nos protege, pues Él es fiel y cumple sus promesas. A veces la respuesta tarda un poco, pero, tarde o temprano Él hace justicia en la vida de quienes le temen. Entregando su vida al control de Dios, usted pasará a formar parte de su reino. Así como los gobiernos acostumbran proteger a su pueblo, así Dios da su protección total a sus hijos. Sea cual sea el problema que está pasando, que le causa dolor y sufrimiento, Dios ve y viene a su encuentro para guardarlo de todo mal.
Su palabra promete: “Por su poder, el Señor Todo Poderoso me mandó a entregar el siguiente mensaje a las naciones que despojaron de riqueza a su pueblo: - “Quien toca a mi pueblo toca en la niña de mis ojos” (Zacarías 2:8) Es decir, lo que le hicieran a un hijo de Dios, se lo están haciendo a Él. Por lo tanto, si alguien nos lastima, está lastimando también a Dios. Sin duda alguna, es clara y verdadera la protección de Dios a su pueblo. Cuente siempre con el verdadero Protector.
Sra. Ester Bezerra
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