martes, abril 22, 2014

Historia: Los dos hijos


Cierto día, el Señor Jesús contó una historia muy especial que nos dejó una gran lección.
 La historia habla acerca de un hombre y sus dos hijos. Él tenía una gran viña, y para cuidar 
de esa plantación de uvas necesitaba de mucha ayuda, pues solo no daría cuenta de todo trabajo. 
Él paró, pensó y tuvo una idea y dijo: ¡Ya sé! Voy a pedir para mis hijos que me ayuden con el
 trabajo en la viña. Y fue eso que él hizo. El hombre fue hasta su primer hijo y le dije: Hijo,
 necesito que usted me ayude en la viña hoy. 

El joven miró para el padre y... Bueno, vamos a hacer una pequeña pausa aquí. Si fuera usted,
 ¿cual respuesta daría para su padre? (Espere que ellos respondan, después prosiga). 
El hijo de pronto respondió: .Sí, mi padre, yo iré a ayudarlo.. Pero no fue. Si él no iba a 
ayudar su padre, ¿porque entonces dio aquella respuesta? (Espere que ellos respondan) 
Pero, ¿saben por qué él dio aquella respuesta? Porque era mentiroso y no quería 
que el padre llamara su atención al decir que no iría. Él no era un joven sincero. 

De igual manera el padre se aproximó del otro hijo y le hizo el mismo pedido. ¿
Y saben lo que él respondió? Él dijo: .No, mi padre, ¡yo no quiero ir para la viña!. 
Para la sorpresa de aquel padre, la respuesta del segundo hijo fue .no.. El hombre, 
sin embargo, no le importó con el .no. del segundo hijo, pues el primero prometió 
ayudarlo. En el mismo horario de siempre allá estaba el padre en su plantación, 
confiando y esperando por el hijo que prometió ayudarlo. Entonces él esperó, esperó,
 y el hijo no apareció. ¡Ah! Como quedó triste aquel padre, porque su hijo mintió para él. 

Y él pensó: .¿Lo que voy hacer? Voy a trabajar solo.. Pero, de repente, él vio 
aproximándose el hijo que había dicho que no iría a ayudarlo. Entonces preguntó: 
.Mi hijo, ¿lo que usted está haciendo aquí?. Y el hijo respondió: .Mi padre, me perdone.
 Yo no debería tener le respondido de aquella manera. Estoy arrepentido y vine a ayudarle..
 Muy feliz, el padre abrazó el hijo y juntos fueron a cuidar de la viña. 

Que bella actitud ese hijo tuvo, ¿no es así? Él fue sincero al decir para el padre que
 no iría a ayudarlo, pero no habló de forma educada. Él no debería hablar así con él, 
a fin de cuentas era su padre. Por eso, él corrió para pedir perdón. No debemos mentir
 a las personas, pero tenemos que hablar la verdad para ellas educadamente, sin ser 
groseros. A través de esa historia, Jesús nos enseña a ser sinceros y honestos, ¡entendieron!

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